Canción del germen de la paz

Canción del  germen de  la paz      

Letra: Fuji Teivō
Música: Yoshihisa Suga
Traducción: F. Javier de Esteban Baquedano

  1. Ignoro en qué lugar pudo tener su origen,
    pero llegará el día en que su poder se vea.
    Porque hasta la durmiente menos bella del bosque
    Venus despertará, si bien se espolvorea.
    Qué serán, pasarán como pasarán.


  2. No hay quien nos dé razón de su naturaleza
    mas su eficacia a nadie le deja indiferente,
    en tanto que disputas, disensiones y guerras
    no bien las ha cubierto, en farsas las convierte.
    Qué serán, pasarán como pasarán.


  3. Podría por su aspecto pasar por simple moho
    mas todo el que lo aspire será clarividente.
    Faroles y amenazas ya no le darán miedo,
    quedando reducidos a estúpidos sainetes.
    Qué serán, pasarán como pasarán.


  4. ¡Reciban una dosis de este benigno germen
    Todos esos pasmados, promotores del átomo!
    ¡Que sepan lo que es bueno esos que no escarmientan
    ni con bombas atómicas ni con onces de marzo!
    Qué serán, pasarán como pasarán.


  5. Sembremos, aventemos el germen de la paz
    Que en el jardín del alma, espléndido florezca,
    Por encima del seto que el tú del yo separa
    Que va borrando presto nacionales fronteras.
    Qué serán, pasarán como pasarán.



Un comentario

 El estribillo “Qué serán, pasarán” significaría que las cosas pasarán como han venido pasando. Pero pensando en la situación en que se expresaba esta frase de la boca de un religioso español bravo en el Japón del siglo XVI podremos ver otro sentido más positivo y esperanzador. Es decir, “Vamos a avanzar con mucho ímpetu manteniéndonos tranquilos y así hagamos un mundo más pacífico”.
 Y este mensaje afirmativo se hizo el germen. Por eso le he dado el nombre de “germen de la paz”. Este “Qué serán, pasarán” está al unísono muy singularmente con el murmullo famoso del final de cada párafo del novelista norteamericano Kurt Vonegatt “So it goes”  y el estribillo conmovedor de la canción “Let it be” de The Beatles.
 Mientras en Japón nacía el germen de la paz, en España Cervantes creaba el caballero de la triste figura, Don Quijote.
 Entre sus aventuras recordamos la del molino del viento. Como comenta con mucho acierto Unamuno, el gigante al que acometió era la CIENCA MODERNA, con letras mayúsculas, que sigue habitando desde entonces en nuestra mente como un dios, la fe ciega en el progreso sin límite.
 La fila de los molinos de entonces es ahora la de las centrales nucleares, que muestran figuras igualmente majestuosas. Encantados por la idea de Don Quijote, quisiéramos  acometerlas no con lanzas, sino con clamor de protesta,pidiendo que deje de utilizarse la energía nuclear, sea para producir electricidad o como arma.
 El nombre de nuestra editora, DonQ-an, significa “la choza de Don Quijote”, choza que es al mismo tiempo baluarte.